El valle sagrado de los Incas esconde increíbles sitios turísticos y paisajes de ensueño. Pero también pueblos que fueron testigos del esplendor de una de las culturas más importantes de Perú. Hay uno que es especialmente por eso fuimos a conocer Inti Punku y las ruinas de Ollantaytambo.
La ciudad conserva los cimientos originales de la antigua arquitectura Inca. Por sus calles discurren canales por los que se desagota el agua que llega de la montaña. Sus senderos son de piedra y las casas combinan el ingenio Inca con el estilo colonial. A pocos metros del centro está la entrada a las ruinas de Ollantaytambo. Y a algunos kilómetros está la puerta del sol o, como se dice en quechua Inti Punku. Fueron los atractivos que decimos conocer aunque este pequeño pueblo tiene todavía mucho más que ofrecer.
Videos de las RUINAS DE OLLANTAYTAMBO
Paseo por las ruinas de Ollantaytambo
Es preciso salir muy temprano desde Cusco para aprovechar al máximo nuestra estancia en Ollantaytambo. El pueblo está a dos horas de la capital de la región. La ruta es increíblemente bella. Se puede apreciar el amanecer saliendo de la gran ciudad y ver cómo el sol llena de luz al valle mientras bajamos a Urubamba. El camino es asfaltado hasta la entrada a Ollantaytambo donde se conservan los senderos originales de piedra.
Las ruinas están en la ladera de una de las montañas que rodea a Ollantaytambo. La caminata es algo lenta y exigente pero vale la pena. La vista del valle y de la ciudad son increíbles. Las ruinas fueron una especie de puesto de control gigantesco. Se podía vigilar los movimientos en ese sector del valle durante el Imperio Inca. No fue sólo una ciudadela ya que también había terrazas de cultivo. Todo esto sobre la ladera de la montaña. La creatividad de la construcción es admirable y se conserva casi en un estado original pese a los años que han pasado.
El recorrido guiado puede durar varias horas, hasta 3, por lo que es una instancia de aprendizaje muy interesante. Pasamos toda la mañana hasta el mediodía en este icónico sitio arqueológico.
Con los cimientos Incas y la arquitectura colonial
Ni bien bajamos de las ruinas, caminamos hasta el centro. El pueblo es pequeño pero acogedor. Sus construcciones mantienen los cimientos originales de más de 500 años de historia. Con la llegada de los colonizadores españoles las casas y demás edificios muestran la mixtura de la arquitectura colonial. Es un pueblo bello, de veredas angostas y calles estrechas. La plaza central está adornada con flores coloridas y monumentos de antaño. Todo el pueblo es una pintura que invita a disfrutarla. Las puertas de las viviendas son enormes, una huella de los Incas y los techos son de tejas y adobe.
Muy cerca del pueblo está el río Urubamba que baña con sus aguas el fértil valle. Es un lindo paseo que se puede hacer caminando llegar hasta allí y escuchar el sonido del agua. Pasamos una tarde tranquila y descansada porque al otro día tendríamos un desafío más exigente. Conocer el Inti Punku, o Puerta del Sol. Desde la cima de la montaña se puede tener una de las mejores vistas del Valle Sagrado.
Conexión a Machu Picchu
Ollantaytambo es importante no sólo por haber sido un pueblo Inca. También es un lugar muy visitado por los turistas que van de paso a Machu Picchu. Por este lugar pasan los trenes que van hasta el sitio arqueológico. El paseo en tren por todo el valle ofrece paisajes incomparables y Ollantaytambo se convirtió en un destino obligado para todos los que quieren llegar a la reliquia del Imperio inca.
Inti Punku o puerta del sol, a caballo
En Ollantaytambo estamos a una altura de casi 2800 msnm. Pero Inti Punku se eleva hasta casi los 4000 msnm. La imponente construcción se encuentra en lo más alto de una montaña y hay senderos para llegar allí. Pero, ¿Cómo lo hicimos?
Se puede ir caminando desde Ollantaytambo en un trekking que dura casi 5 horas. Pero se nos presentó la oportunidad de alquilar caballos y fuimos montados sobre Rosa, Pedro, Jacinto y Lorenzo. El tramo no se hace todo a caballo ya que hay tramos en donde sólo los llevamos al lado nuestro para que descansen.
Tras cruzar el puente que está sobre el río Urubamba nos deslizamos por senderos y campos del valle. Luego empezamos a subir cada vez más. El sol pegaba cada tanto sobre nuestros rostros pero a veces estábamos del lado de la sobra y los rayos solares caían sobre las otras montañas.
La aventura duró poco más de 3 horas hasta que al fin divisamos la construcción solitaria en la cima de la montaña. Dejamos que los caballos coman y nosotros fuimos a lo más alto. En frente está el imponente nevado Verónica y desde este punto pudimos observar todo el Valle Sagrado.
No se sabe a ciencia cierta que fue está construcción. Algunos le atribuyen fines rituales pero también se cree se construyó con objetivos militares. Desde este lugar se podía vigilar cualquier movimiento de propios y extraños. Además está de camino al complejo arqueológico Machu Picchu en el final del valle.
Después de estar unas horas aquí arriba, resistiendo el viento y el frío emprendimos el regreso. Dejamos este mítico lugar y arrastramos de la mano a nuestros fieles caballos hasta el valle. Recién en la planicie los volvimos a montar y entramos triunfales al pueblo en el comienzo del anochecer. La cabalgata por estos lugares silenciosos y oscuros fue de lo más hermoso de nuestro viaje. Las estrellas podían contemplarse en un cielo limpio y sin luces. Una postal inolvidable.
Así se terminó nuestro breve viaje y no sólo conocimos las ruinas de Ollantaytambo. Con poco tiempo pero bien organizados lo aprovechamos al máximo y conocimos lo mejor de este antiguo y majestuoso pueblo Inca.