No muy lejos de Cusco se encuentra una joya del antiguo Imperio Inca. El puente Q’eswachaka es una huella de la cultura Tahuantinsuyo y se conserva prácticamente intacto gracias a la gran labor de los pobladores locales.
A continuación le contaremos un poco la historia de este antiguo puente, el ritual anual que se celebra en torno a su preservación, dónde queda y cómo llegar a este maravilloso atractivo turístico.
En nuestra Agencia tenemos un Tour especial al Puente Inka Q’eswachaka que tambien pasa por la montaña de colores o aro-iris Palcoyo.
¿A dónde queda el puente Q’eswachaka?
Q’eswachaka (en quechua, Q’eswachaka, y en dialectos locales [qʼeswɐˈt͡ʃɐkɐ] o [qʼeʃwɐˈt͡ʃɐkɐ]) es el nombre de un puente colgante hecho con una fibra vegetal (ichu) que se sitúa sobre el río Apurímac en el distrito de Quehue, de la provincia de Canas en el departamento del Cuzco al sur del Perú.
El puente está a más de 4 horas de la ciudad de Cusco y puede visitarse antes o después de conocer la montaña de colores Palcoyo. Ir hasta Q’eswachaka es un paseo de un día, sólo que debe levantarse temprano para aprovechar la jornada y conocer este increíble atractivo.
¿Cómo llegar?
Se puede llegar por cuenta propia tomando un colectivo desde la plaza de Armas en Cusco con destino a Combapata. Luego debe viajar hasta Yanaoca. El viajes muy lindo por sus paisajes y especialmente porque puede contemplarse el lago Pampamarca. A continuación deberá trasladarse hasta Qehue y acá se le presentan dos opciones: pagar un automóvil que lo lleve al puente o ir caminando. No es muy lejos así que lo más recomendable es llegar caminando.
No cobran entrada para ver el puente, tenlo en cuenta.
También se puede ir en colectivo directo desde Cusco o contratar un tour que lo hará vivir una experiencia de un día en este emblemático sitio turístico.
¿Por qué es tan atractivo Q’eswachaka?
Este puente es único en todo Perú. Primeramente es una huella bien conservada de la historia del Imperio Inca. Según estimaciones, este puente debe tener más de 500 años de vida.
Pero sus materiales y cómo son sus cuidados son una de las características más llamativas de este sitio. El mantenimiento y la renovación se lleva a cabo mediante un rito ejecutado por las comunidades de Winch’iri, Chaupibanda, Ccollana Quehue y Perccaro, que viven en los alrededores de esta zona montañosa de Cusco.
Q’eswachaka mide 33 metros de largo y 1.20 metros de ancho. Esta impresionante estructura está enteramente hecha «ichu» trenzado y se balancea a 15 metros sobre el río Apurímac.
Historia
Hace más de 500 años atrás, cuando el Imperio Inca estaba en su apogeo, existían numerosos puentes como Q’eswachaka. Los mismos eran construidos utilizando solamente ichu y troncos atados a una estructura de piedra que era confeccionada especialmente para sostener el puente. Estos caminos permitían unir pueblos y comunidades que se encontraban en distintas laderas de las montañas. Servía como paso peatonal pero también para transportar productos de un lugar a otro.
Con respecto al mantenimiento, los incas tenían claro que debían hacerlo cada uno o dos años, dependiente el uso y el desgaste del ichu y la madera. La renovación de estos materiales se hacía de acuerdo a las indicaciones del especialista inca llamado «mitmaq». Según documentos históricos que se encontraron, el mantenimiento de estos puentes se hacía a gran velocidad durante el gobierno Inca.
Con la caída del Imperio Inca los puentes se siguieron utilizando, incluso durante el período colonial. El motivo radicaba en que sus estructuras eran más resistentes a los terremotos que los puentes de piedra construido pos los españoles.
¿Cómo renuevan las estructuras del puente? Con un ritual
Renovar las estructuras del puente no es una actividad que se tome a la ligera. Cambiar los materiales implica la realización de un ritual muy importante para las comunidades involucradas. El ritual de mantenimiento de Q’eswachaka se lleva a cabo mediante un modelo de trabajo que data de tiempos incas y se llama «Minka». Éste trabajo tiene diversas actividades rituales y festivas que duran 4 días, y por lo general se inicia el primer domingo de junio.
Durante el primer día se celebra un rito al «APU Q’eswachaka ». El mismo inicia en las primeras horas del día, al amanecer. Mientras se lleva adelante el rito se acopia el «qoya ichu» que luego se trenza en soguillas denominadas «q’eswas». Esta tarea del trenzado la realizan sólo las mujeres bajo la supervisión de un «chakaruwak» o especialista.
En el segundo día se desarma la estructura de ichu del puente viejo, se sacan los clavos de piedra que sostienen el puente y se colocan 4 sogas que servirán de base para la estructura del puente nuevo.
En tanto el tercer día se terminan los pasamanos y la superficie por donde se caminará. Finalmente al cuarto día se festeja con danzas y mucha comida típica, dado que el trabajo comunal siempre fue considerado como día de fiesta por los ancestros peruanos.
Alrededor de 1000 campesinos de las comunidades de Winch’iri, Chaupibanda, Ccollana, Quehue y Perccaro están involucrados en la construcción de este único puente colgante de origen Inca.
Declaración de Patrimonio Cultural de la Nación
Tan importante es este puente en la historia del Imperio Inca y de Perú, que el 5 de agosto de 2009 el Instituto Nacional de Cultura del Perú lo declaró como Patrimonio cultural de la nación. Pero no sólo el puente sino al «ritual de renovación del puente Q’eswachaka, así como los conocimientos asociados a su historia y construcción».
Conozca la montaña de colores Palcoyo
Si lo desea, no sólo podrá visitar Q’eswachaka en un solo día sino también la montaña de colores Palcoyo. Esta opción es muy atractiva ya que ambos destinos están en la misma ruta y puede visitarlos en el orden que desee. Sólo debe levantarse temprano para salir de Cusco y que el día le sea provechoso.
Palcoyo es un destino perfecto para contemplar un paisaje mágico a 5.000 msnm. Se puede llegar haciendo un trekking poco exigente y aunque pase mucho frío, será una postal que no olvidará nunca más. El cerro parece pintado con 7 colores distintos y desde este punto puede contemplar el majestuoso nevado Ausangate y admirar el valle arcoiris. Pocos turistas visitan este sitio ya que la mayoría de los viajeros elija ir a Vinicunca. En Palcoyo estará muy tranquilo y podrá disfrutar de la soledad y el silencio que le ofrece este impresionante atractivo turístico de Cusco.