Tus botas están cubiertas del polvo ancestral del Camino Inca. Tus piernas vibran con ese agotamiento profundo y satisfactorio. Acabas de pasar por la Puerta del Sol y has visto Machu Picchu desplegarse bajo la luz de la mañana. Es un momento de euforia pura. Pero unas horas después, llegas a Aguas Calientes (el pueblo...Leer más